“Cuando hayas entrado en la tierra de Yavé, tu
Dios, te da, no imites las costumbres perversas de aquellos pueblos. Que no
haya en medio de ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego;
que nadie practique encantamientos o consulte a los astros; que no haya brujos
ni hechiceros; que no se halle a nadie que se dedique a las supersticiones o
consulte a los espíritus; que no se halle ningún adivino o quien pregunte a los
muertos. Porque Yavé aborrece a los que se dedican a todo esto, y los expulsa
delante de ti a causa de estas abominaciones.
Tú, en cambio, te portarás bien en todo con Yavé,
tu Dios. Esos pueblos que vas a desalojar escuchan a hechiceros y adivinos,
pero a ti, Yavé, tu Dios, te dio algo diferente.”
DET
18, 9-14
Antes que nada, le
recordamos que ésta información va dirigida
a gente que cree en Dios. Si usted es una persona sin respeto a Él lo
que vamos a explicar le parecerá sin sentido.
El Haloween aparte
de no ser una tradición cristiana, es todo lo contrario, es una fiesta de
origen satánico. Tal vez la manera en que hoy se celebra parezca cosa de niños,
pero ¿Se ha preguntado el origen del Haloween? ¿Cuál es su fondo? ¿Por qué se
celebra el 31 de octubre?
Para comenzar…
El 31 de Octubre es
el día de la fiesta más importante de los brujos y satanistas, si usted cree
que no existen personas así, está en un error. De hecho, hay países donde la
iglesia satánica está registrada; tal es el caso de los Estados Unidos, donde
en la década de los 60’s se aprobó el primer registro de la iglesia satánica. Y
por si eso fuera poco existen asociaciones nacionales e internacionales de
brujos y brujas, incluso se sabe que algunos de sus congresos internacionales
se han realizado en las pirámides de Teotihuacán México y en Catemaco Veracruz.
Los seguidores de
las fuerzas del mal tienen dos grandes eventos que se festejan el día último de
octubre y que actualmente se han fusionado en una sola tradición. “Haloween”.
Estos festejos son: el Sabbath y el festival de Samhain.
El festival de
samhain era celebrado el 31 de octubre por los celtas, antiguos habitantes del
Reino Unido. Samhain era un “dios y señor de la muerte”, y lo honraban ese día ofreciéndole
sacrificios de sus cosechas, animales y humanos.
Los druidas,
sacerdotes de los celtas solicitaban a los pobladores que ofrecieran a un bebé
o a una virgen para sacrificarla esa noche; la cual el “dios de la muerte” los
visitaría con otros demonios. Quienes se negaban a entregar a la víctima, eran
marcados en la puerta de su casa, para que esa noche los demonios los
destruyeran y quienes cooperaban eran protegidos por los espíritus mediante una
verdura o una legumbre dentro de la cual se ponía una vela, ¿No les suena
parecido a lo de la calabaza?
Durante la
ceremonia, los druidas se disfrazaban con las pieles de los animales
sacrificados para sacar del pueblo los demonios que visitaban y poder regresar
a la normalidad al día siguiente. Con las cenizas y restos de los sacrificios
los druidas hacían un rito para conocer el futuro de los siguientes doce meses.
Por su parte, el
‘Sabbath’ es lo que conocemos como fiesta de brujas. En ella, los brujos y las
brujas se reunían para ofrecer sacrificios a satanás (señor de la muerte),
mediante ritos, actos sexuales muerte.
Aunque existen varias fechas especiales para celebrar ‘Sabbaths’ en el año la
principal es el 31 de octubre.
Aparentemente el
Haloween actual no tiene nada que ver con todo esto, pero recordemos que hay
gente que está envuelta en las fuerzas del mal y si lo celebra.
Sabemos que los
niños participan inocentemente, pero, ¿le parece correcto que una familia
creyente celebre una tradición satánica? ¿Aceptaría usted que alguien de su
familia vistiera una camiseta donde se blasfema contra Jesucristo? Entonces no
meta a su casa fiestas de los enemigos de Dios.
Ahora que conoce
usted que hacen las brujas ¿le parece bueno que sus hijos se disfracen como una
de ellas y crean que es algo bonito? ¿Mandaría a sus hijos a una celebración
totalmente contraria a la suya? Entonces no deje a sus hijos festejar una
tradición de una religión ocultista y contraria a su fe y a Dios.
Y podemos escuchar
que dicen: “¡¡¡pero es que todos lo
celebran!!!”
El hecho de que algo
sea practicado por la mayoría, o sea una tradición o costumbre no significa que
Dios este de acuerdo o lo pasará por alto porque todos lo hacen. Recordemos la
palabra de Dios: “Porque también ustedes desobedecen el mandato de Dios para seguir
sus tradiciones… hipócritas, bien habló el profeta Isaías de ustedes cuando
dijo: éste pueblo me honra con la boca; pero su corazón está lejos de mí” Mt
15,6-8.
No permita que la
presión social, el “qué dirán” le gane a su fe, no se contradiga entre lo que
cree y lo que hace. No les demuestre a sus hijos que las cosas de Dios no
importan. No les enseñe por un lado que debemos amar a Dios, seguir sus
mandamientos e ir a la iglesia y por el otro les permita que festejen una
tradición ocultista disfrazados de Satanás, brujas, muertos, demonios y demás.
Así ¿Cómo van a tomar en serio las cosas de Dios? Sea un ejemplo de su
integridad en su fe, cuide la vida espiritual de su casa. El Haloween se mueve a nivel espiritual y puede afectar a
su familia.
La realidad
espiritual existe, aunque usted no crea en ella, es como si no creyera en el
mundo celular, microscópico por el sólo hecho de no poder verlo a simple vista
pero no por eso va a dejar de afectarle a su propio cuerpo. Igual sucede con la
realidad espiritual, podemos ignorarla, pero ahí está y nos afecta aunque no lo
creamos, y en ésta realidad espiritual sólo existen dos bandos: el bien (Dios)
y el mal (Satanás).
El mundo espiritual
es tan real que hay gente que se mueve en él, y leen el futuro con las cartas,
café, mano, etc. Pero todas esas prácticas como la del haloween son del reino
del mal como nos la dice el Señor en su palabra (Lev 19, 26.31)
¿Qué pasa cuando
alguien participa por ignorancia?
Esta pregunta es una
triste prueba de que el haloween ha afectado nuestra sociedad, pues ¿Cómo es
posible que creamos que una fiesta donde todo gira alrededor de diablos,
brujas, monstruos y demonios puede agradarle a Dios? Además usted ya no es
ignorante al respecto por lo tanto sólo le quedan dos alternativas: o permanece
al lado de Dios a pesar de las críticas o cometarios de sus amigos y familiares
o se deja llevar por la presión social y participa conscientemente de una
tradición de la iglesia satánica… depende totalmente de usted.
RECOMENDACIONES PARA
EL HALOWEEN
1.
Explique a sus
hijos porque no van a celebrar el haloween y no les permita salir a pedir
dulces. Hay muchas maneras y fiestas para festejar a los niños. ¿Por qué
hacerlo con una contraria a Dios? Celebren el día del niño, la llegada de las
vacaciones o hágales una bella fiesta con sus amigos, pero no les permita creer
en el día de brujas y en el festival de Samhain, pues no son dignos de
celebrar.
2.
No deje que sus
hijos asistan a la fiesta del haloween de su escuela, colegio o kínder,
explíquele la razón al maestro y regálele una copia de lo que acaba de leer o
simplemente no mande a su hijo a la escuela a su hijo ese día. Más vale una
falta al año que participar en eso.
3.
No regale dulces
a los niños que tocan a su puerta, eso también es participar o por lo menos
promueve a seguir celebrando. Si vienen acompañados de adultos explíqueles y
regale una copia de lo que acabamos de compartir, por lo que sugerimos imprimir
y fotocopiar antes.
4.
Si eres joven, tú
también mantente fiel a Dios y no participes en las fiestas de haloween.
5.
Si tienes un
comercio, no promuevas el haloween y
regala a tus clientes una copia de la presente información.
6.
Si has
participado en el haloween o en cualquier otra práctica ocultista (ouija,
lectura de cartas, café, mano, limpias astrológicas, consulta a muertos, etc.)
pídale perdón a Jesucristo por hacerlo aunque haya sido ignorante al respecto y
no dude en acercarse a un sacerdote pidiendo la reconciliación y el consejo de
la iglesia. El amor de Dios es inmenso, y no son prohibiciones sin sentido, Él
sólo quiere nuestra felicidad.
“¿Qué más podemos decir? Si Dios está con nosotros,
¿Quién estará contra nosotros?...”
Rom 8,31
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