lunes, agosto 25, 2014

Mensaje del 2 de Agosto de 2014

«¡Queridos hijos! La razón por la que estoy entre ustedes, mi misión, es ayudarlos a que venza el Bien, aunque ahora eso no les parece posible. Sé que muchas cosas no las comprenden, como tampoco yo comprendía todo, todo lo que mi Hijo me enseñaba mientras crecía junto a mí, pero yo creí en Él y lo seguí. Eso mismo les pido, que creáis en mí y que me sigan. Pero, hijos míos, seguirme a mí significa amar a mi Hijo por encima de todo, amarlo en cada ser humano, sin distinción. Para que puedan hacerlo, los invito nuevamente a la renuncia, a la oración y al ayuno. Los invito a que la vida de su alma sea la Eucaristía. Los invito a ser mis apóstoles de luz, que en el mundo difundirán el amor y la misericordia. Hijos míos, su vida es solo un abrir y cerrar de ojos hacia la vida eterna. Y cuando lleguen ante mi Hijo, Él verá en sus corazones cuánto amor han tenido. Para que puedan difundir de la mejor manera el amor, yo le pido a mi Hijo que, a través del amor, les conceda la unión por medio de Él, la unidad entre ustedes, la unidad entre ustedes y sus pastores. Mi Hijo siempre se da de nuevo por medio de ellos y renueva su alma. Eso no lo olvidéis. ¡Les doy las gracias!»

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